La hipersensibilidad dental (o hipersensibilidad dentinaria) se manifiesta en forma de dolor agudo, de corta duración, ante determinados estímulos mecánicos (p. ej., cepillado), químicos (p. ej., sustancias ácidas o dulces) o térmicos (p. ej., alimentos fríos o calientes).
Se produce cuando el esmalte que protege los dientes se debilita o cuando las encías se retraen y queda expuesta la superficie subyacente, la dentina.
La bulimia, el blanqueamiento dental, un cepillado vigoroso o con un dentífrico muy abrasivo, el consumo de bebidas ácidas, la recesión gingival, el tratamiento periodontal, el tratamiento ortodóntico y la xerostomía pueden aumentar la incidencia de este molesto síntoma. Además, la caries dental, los empastes desgastados o los dientes rotos o astillados pueden favorecer su aparición.
LA HIPERSENSIBILIDAD DENTAL, QUE SUELE PRESENTARSE ENTRE LOS 18 Y LOS 40 AÑOS DE EDAD, AFECTA A 1 DE CADA 7 PERSONAS ADULTAS.
Las bebidas con hielo, los granizados, los helados, las cremas frías, etc., que tanto apetecen con la subida de las temperaturas, pueden convertirse en una pesadilla para las personas con hipersensibilidad dental.
Pero la hipersensibilidad dental puede prevenirse y tratarse, y la clínica mejorará considerablemente si se aplican las siguientes medidas:
- Mantener una higiene bucodental adecuada en frecuencia y técnica.
- Cambiar el cepillo de dientes por uno de filamentos extrasuaves.
- Usar un dentífrico poco abrasivo, que ayude a reparar la superficie del esmalte dental.
- Utilizar un colutorio específico para dientes sensibles.
- Servirse de un gel desensibilizante para los momentos más agudos.
- Consumir con moderación bebidas y comidas muy ácidas, muy dulces, muy calientes o muy frías.
- Visitar periódicamente al odontólogo para prevenir y, si no se ha llegado a tiempo, tratar la hipersensibilidad dental.
Si la hipersensibilidad dental se trata con productos adecuados de manera continuada se evitará la sensación dolorosa que provoca y podrá recuperarse la normalidad en dientes y encías.